REC: El Festival que Desafía el Centralismo Cultural en Chile

Por décadas, Concepción ha sido la cuna del rock chileno, un bastión donde la música ha resistido la centralización cultural impuesta por Santiago. No es casualidad que se le conozca como la «Capital del Rock Chileno«. Aquí, más que en cualquier otra ciudad del país, el rock ha servido como un grito de independencia, una manifestación artística que desafía el monopolio cultural de la capital.

Chile es un país extremadamente centralizado en lo político, económico y cultural. Las grandes decisiones se toman en Santiago, las inversiones culturales se concentran allí y los medios nacionales rara vez ponen su foco en lo que ocurre en regiones. En este contexto, Concepción ha logrado romper con esa lógica y consolidarse como una ciudad con un movimiento musical propio, reconocido a nivel nacional e internacional.

Si bien muchas ciudades en Chile han desarrollado escenas musicales activas, lo de Concepción es especial. Aquí, el rock no es solo un género musical, sino un fenómeno social que ha trascendido generaciones. Su historia está marcada por una actitud de autogestión y resistencia, una forma de demostrar que la creatividad y la identidad cultural no dependen de las imposiciones del centralismo.

Desde los años 80, la ciudad ha visto nacer a bandas que han marcado la historia del rock chileno. Los Prisioneros popularizaron el punk y el new wave en Santiago, pero en Concepción el movimiento tenía su propia identidad, con bandas como Emociones Clandestinas, que sentaron las bases del sonido penquista con un estilo rebelde y contestatario.

Más adelante, en los 90 y 2000, emergieron grupos que consolidaron el estatus de la ciudad como epicentro del rock. Los Tres, los  Bunkers, Santos Dumont, De Saloon y Julius Popper son solo algunos de los nombres que lograron traspasar las fronteras de la ciudad y posicionarse a nivel nacional.

El rock en Concepción no ha necesitado de grandes sellos ni de la validación santiaguina para existir. Se ha forjado en escenarios pequeños, en bares y centros culturales independientes, en radios locales y en la colaboración entre músicos. Mientras en la capital las bandas dependen de las grandes productoras y medios de comunicación para hacerse un nombre, en Conce el camino ha sido distinto: una lucha constante contra la invisibilización y la falta de recursos.

Uno de los mayores hitos de la escena penquista ha sido la creación del Festival Rock en Conce (REC), un evento gratuito que ha reunido a miles de personas en la ciudad desde su primera edición en 2015. Este festival ha demostrado que la descentralización cultural no solo es posible, sino que es necesaria.

El REC es financiado por el Gobierno Regional del Biobío, lo que lo convierte en una apuesta concreta por la cultura fuera de Santiago. A diferencia de los grandes festivales nacionales, que suelen estar organizados por productoras privadas y con entradas de alto costo, el REC mantiene su carácter inclusivo, permitiendo que personas de diferentes edades y estratos sociales accedan a espectáculos de alta calidad sin barreras económicas.

Más allá de su importancia como evento masivo, el REC ha sido clave para visibilizar a las bandas locales y fortalecer la escena independiente. Cada año, junto a artistas consolidados, se presentan bandas emergentes de la región, lo que les da la oportunidad de tocar ante grandes audiencias sin necesidad de trasladarse a Santiago.

El impacto del REC ha sido tal que incluso ha comenzado a influir en la agenda cultural nacional, obligando a los medios y las autoridades a reconocer a Concepción como un polo musical de importancia. Sin embargo, también enfrenta desafíos: el riesgo de que su éxito lo convierta en un evento más dentro del circuito nacional, perdiendo su identidad regional, o que las autoridades cambien sus prioridades y reduzcan su financiamiento.

Lo que hace especial a la escena musical de Concepción no es solo la existencia del REC, sino la cantidad de espacios independientes que han surgido para sostener el movimiento. Desde los legendarios bares de los 80 y 90 a los espacios  actuales como el Averno, la Bodeguita de Nicanor, Casa de Salud, entre otros, donde la música en vivo sigue siendo el alma de la ciudad.

Además, las universidades han jugado un papel clave en el desarrollo del rock en Conce. Tanto la Universidad de Concepción como la Universidad del Bío-Bío han sido semilleros de músicos, ya sea a través de sus carreras artísticas o por el ambiente cultural que generan. Muchas bandas se han formado en las aulas universitarias, nutriéndose de la efervescencia de la vida estudiantil y de un público ávido de nuevas propuestas.

El movimiento cultural también ha sido impulsado por la existencia de medios de comunicación locales que han apoyado la escena, como Radio Futuro, Radio Universidad de Concepción y otros medios independientes que han dado cobertura a las bandas emergentes.

A pesar de la fuerza de la escena penquista, el centralismo sigue siendo un obstáculo. Muchas bandas deben mudarse a Santiago para poder profesionalizarse, ya que la infraestructura de la industria musical sigue estando concentrada en la capital. Las radios nacionales, los festivales más importantes y las oportunidades de networking con la industria están en Santiago, lo que genera una presión constante sobre los músicos regionales.

Para que la descentralización cultural sea una realidad, es fundamental fortalecer las políticas públicas que apoyen la música en regiones. Se necesita un financiamiento estable para la producción musical local, más espacios para la música en vivo y una mayor presencia de medios nacionales en la difusión del talento regional.

Además, es importante que la propia comunidad penquista siga apoyando su escena, asistiendo a conciertos locales, comprando música de bandas independientes y defendiendo la identidad cultural de la ciudad. El rock en Concepción ha sobrevivido gracias a la autogestión y al compromiso de su gente, y es ese espíritu el que debe seguir fortaleciéndose para resistir el centralismo.

El rock en Concepción es mucho más que un género musical; es una forma de resistencia contra el centralismo cultural que ha dominado Chile por décadas. Es una identidad construida desde la autogestión, la creatividad y la comunidad, una prueba de que en las regiones hay talento de sobra y que la cultura no puede seguir siendo monopolizada por Santiago.

El éxito del Festival REC y el reconocimiento de la escena penquista son señales de que el cambio es posible, pero la lucha por la descentralización cultural aún no está ganada. Mientras las guitarras sigan sonando en Conce, la resistencia continuará, demostrando que la música puede ser una herramienta poderosa para construir un país más equitativo y diverso.

En Concepción, el rock no es solo música: es historia, identidad y futuro.

Por Juan Pablo Pezo Dalmazzo

Juan Pablo Pezo Dalmazzo
Juan Pablo Pezo Dalmazzo

Sociólogo y Cientista Político, Licenciado en la universidad de Lyon 2, Maestría y Master en la Universidad de Panthéon, Sorbonne, Paris, Francia.