“¿Está Concepción Perdiendo la Identidad Católica que la Forjó?”

Crecí en una familia profundamente católica, con una conexión muy cercana a la Iglesia, que jugó un rol central en mi infancia y formación. Viví en barrios donde las parroquias eran el corazón de la comunidad. En la Agüita de la Perdiz, realicé mi Primera Comunión en la Parroquia Santa Mónica, y en Candelaria vivía frente a la Parroquia Santa Rita, donde incluso fui sacristán. Mi bautizo tuvo lugar en la Iglesia San Agustín de Castellón en Concepción, un templo lleno de historia y espiritualidad.

Recuerdo con especial cariño a mi abuela y bisabuela paternas, quienes fueron fieles constantes de la Iglesia de la Agüita de la Perdiz. La imagen de mi bisabuela acudiendo cada semana a la parroquia, con una devoción inquebrantable, es uno de esos recuerdos que guardo con admiración y gratitud.

Esa conexión con la Virgen María, tan fuerte en nuestra cultura, se extendió también a mis vivencias fuera de Chile. Viví 8 años y medio en Lyon, Francia, una ciudad profundamente marcada por la fe católica. Allí pude presenciar la hermosa Fiesta de las Luces, una tradición anual que los habitantes celebran cada 8 de diciembre para agradecer a la Virgen María por haberlos ayudado a superar la peste durante la Edad Media. En esa fecha, todos colocan velas en sus ventanas, iluminando la ciudad entera como un gesto de fe y gratitud. Caminar por las calles de Lyon en medio de esa luz y devoción fue una experiencia que me conectó profundamente con las tradiciones de mi infancia en Concepción, particularmente con la Fiesta de la Inmaculada Concepción en el Cerro La Virgen.

Mis experiencias también me llevaron a conocer las islas de Sicilia y Cerdeña, en Italia, donde viví momentos llenos de espiritualidad. En Sicilia, fui testigo de la profunda devoción con que celebran el 15 de agosto la Asunción de la Virgen, una festividad que une a familias y comunidades enteras en procesiones y ceremonias llenas de fe. En Cerdeña, durante la misma fecha, experimenté una atmósfera similar, donde la Virgen es honrada con respeto y amor, iluminando la vida cotidiana de los habitantes. Estas tradiciones me recordaron nuestras propias raíces en Concepción, y cómo la Iglesia Católica siempre ha sido un elemento esencial de cohesión y solidaridad en nuestra ciudad.

Sin embargo, al regresar a Concepción, sentí que este rol esencial de la Iglesia Católica en nuestra ciudad se ha debilitado con el tiempo. Por ello, me pregunto: ¿Estamos permitiendo que Concepción pierda la identidad católica que la forjó?

El rol social histórico de la Iglesia Católica

En los barrios más vulnerables de Concepción, la Iglesia Católica fue un pilar fundamental. Las parroquias no eran solo lugares de culto; eran centros de ayuda social y acción comunitaria. En sus espacios se organizaron comedores solidarios, talleres educativos, refugios y actividades que ofrecían apoyo a quienes más lo necesitaban. La Iglesia siempre estuvo al lado de los más pobres, promoviendo no solo la fe, sino también la esperanza y la posibilidad de construir un futuro mejor.

Este rol social transformador de la Iglesia no solo ayudó a miles de personas, sino que también fortaleció el tejido social de los barrios, fomentando la solidaridad, la empatía y el sentido de comunidad.

¿Por qué recuperar este legado es esencial?

  1. Fortalecer la cohesión social: La Iglesia Católica jugó un rol clave como espacio de encuentro comunitario. Recuperar este papel puede ayudar a unir a las comunidades y a enfrentar juntos los desafíos actuales.
  2. Revivir valores fundamentales: La caridad, la justicia y la solidaridad son principios esenciales que la Iglesia promovió activamente y que hoy siguen siendo necesarios para construir una sociedad más justa.
  3. Ofrecer apoyo a los más vulnerables: En tiempos de crisis y desigualdad, la presencia activa de la Iglesia puede marcar una diferencia significativa en la vida de quienes enfrentan mayores dificultades.
  4. Preservar el patrimonio cultural: La Iglesia Católica es parte integral de la identidad de Concepción. Sus templos, tradiciones y acciones sociales son un legado que no debemos olvidar ni permitir que se pierda.

Un llamado a la acción

La historia de Concepción está intrínsecamente ligada a la Iglesia Católica, no solo como institución espiritual, sino también como agente de cambio social. Es momento de que recupere ese rol activo en los barrios, trabajando con las comunidades para ofrecer apoyo, esperanza y oportunidades a quienes más lo necesitan.

Mi historia personal, enriquecida por vivencias en Lyon y en las islas de Sicilia y Cerdeña, refleja cómo la Iglesia Católica marcó positivamente la vida de muchas familias y comunidades. Concepción no debe olvidar ese legado.

Al recuperar el compromiso social que caracterizó a la Iglesia Católica, no solo honramos nuestro pasado, sino que también construimos un futuro más solidario y lleno de esperanza. La Iglesia fue el corazón de los barrios; es hora de que vuelva a latir con fuerza en ellos.