
Concepción no es la mejor ciudad de Chile, pero tiene todo para serlo. No solo puede aspirar a ese título, sino a convertirse en la mejor ciudad de América Latina, en la Barcelona de Chile. Su historia, su entorno natural, su identidad universitaria y cultural, y su rol en la construcción del país le otorgan una base incomparable para proyectarse como una metrópoli innovadora, sostenible y líder en la región. Pero para ello, debemos sacudirnos de la resignación, rechazar el centralismo que nos ha relegado y trabajar con visión de futuro para impulsar el Gran Concepción hacia el lugar que merece.
Concepción: El corazón histórico de Chile
Hablar de Concepción es hablar de la historia misma de Chile. Desde su fundación en 1550, la ciudad ha sido protagonista de los momentos más decisivos del país. Aquí se libraron batallas clave en la Independencia y se consolidó el patriotismo que permitió la construcción de la República. Fue en Concepción donde Bernardo O’Higgins proclamó en 1818 la independencia de Chile, marcando un hito que la capital del país no puede reclamar como propio.
Sin embargo, con el tiempo, Santiago y la estructura centralista del país han invisibilizado el rol fundamental que tuvo Concepción en la historia nacional. No es casualidad que la ciudad haya sido relegada en términos de inversión, planificación y desarrollo, para evitar que compitiera con el poder político y económico concentrado en la capital. Pero esa postergación no puede durar para siempre.
Un entorno natural privilegiado y desaprovechado
Pocas ciudades en Chile y América Latina tienen un entorno natural tan rico y diverso como Concepción. El imponente río Biobío, símbolo de la resistencia mapuche y arteria de desarrollo regional, sigue siendo un recurso subutilizado. Sus potenciales paseos ribereños, su valor ecológico y su capacidad para generar energía y transporte fluvial podrían convertirlo en el centro de una ciudad moderna y sostenible.
El río Andalién, las múltiples lagunas que salpican la geografía urbana y la proximidad con el mar otorgan a Concepción un ecosistema único que, bien gestionado, podría hacer de la ciudad un modelo de convivencia con la naturaleza. Sumado a esto, la región del Biobío es una potencia agrícola, con productos endémicos de alta calidad, vinos de renombre y una gastronomía con identidad propia que, hasta ahora, no ha sido suficientemente explotada para posicionar a la ciudad como un destino culinario y turístico de primer nivel.
Concepción debe liderar la revolución del conocimiento
El Gran Concepción no es solo una ciudad, es una metrópoli universitaria. Con varias de las universidades más prestigiosas del país, como la Universidad de Concepción, la Universidad del Biobío y la Universidad Católica de la Santísima Concepción, la ciudad tiene todo el potencial para convertirse en un polo de innovación, ciencia y cultura. Sin embargo, la falta de una estrategia clara y de apoyo gubernamental ha impedido que se transforme en un verdadero Silicon Valley chileno, un centro de investigación y emprendimiento que atraiga talento y capital.
Barcelona, a la que aspiramos como modelo, entendió que la clave del desarrollo está en el conocimiento, la cultura y la creatividad. Concepción tiene la base para seguir ese camino, pero necesita que sus autoridades dejen de mirar a Santiago en busca de aprobación y comiencen a liderar con ambición propia.
El centralismo nos ha relegado, pero el futuro nos pertenece
Es innegable que el centralismo ha jugado un papel clave en la marginación de Concepción. Mientras Santiago se lleva la mayor parte de la inversión en infraestructura, cultura y desarrollo, Concepción ha debido conformarse con migajas. Pero la resignación no es una opción.
El Gran Concepción debe levantarse con fuerza, con planificación y con un objetivo claro: convertirse en la mejor ciudad para nuestros hijos, una ciudad moderna, verde, conectada y con una calidad de vida superior. La clave está en impulsar un desarrollo urbano sostenible, mejorar la movilidad con un transporte público eficiente (incluyendo un metro o tranvía), potenciar la cultura y la educación, y posicionarse como una ciudad global.
Concepción no es la mejor ciudad de Chile hoy, pero puede ser la mejor del continente mañana. Para ello, debemos dejar atrás la complacencia y exigir el lugar que nos corresponde en la historia y el futuro de Chile. Barcelona lo logró. Ahora es nuestro turno.

Juan Pablo Pezo Dalmazzo
Sociólogo y Cientista Político, Licenciado en la universidad de Lyon 2, Maestría y Master en la Universidad de Panthéon, Sorbonne, Paris, Francia.